La Doma Clásica tal como la conocemos y según la Real Federación Hípica española, es una disciplina olímpica "basada en la armonía entre jinete y caballo a través de la cuál se realizan una serie de movimientos de gran dificultad que aparecen indicados siguiendo un programa preestablecido en un texto llamado reprise. Los movimientos que el caballo ejecuta, aunque son naturales para el caballo, requieren grandes dosis de entrenamiento y preparación del binomio".

Pero... ¿conocemos realmente sus orígenes?

El creador de la equitación: Jenofonte

El primer oficial que marcó el hito en la equitación clásica, fue Jenofonte. 

Nacido en Atenas en 430ª. J.C., autor de dos libros, el Hippike e Hipparchikós, los cuales muestran datos importantes sobre un método ecuestre aún vigente, sentó las bases del arte ecuestre clásico, la doma, adquisición y adiestramiento de jóvenes caballos, ejercicios de equilibrio y flexibilidad tales como, cambios de andadura y dirección , vueltas y círculos, enseño a saltar a sus caballos pausadamente sobre los corvejones y disfrutó tanto de las cacerías como las cabalgatas a campo traviesa al momento de poner en práctica sus principios ecuestres. Así mismo estudió la mente del caballo y creyó en el valor del premio y el castigo, el decía que "si recompensas al caballo con un trato amable cuando ha cumplido tus órdenes y lo castigas cuando desobedece, el resultado más probable es que obedezca tus mandatos". 

Este principio es válido en todas las ramas de la hípica. Jenofonte insistía en la paciencia en el trato con los brutos y desaprobaba el uso de la fuerza para lograr los resultados esperados; afirmaba que los jinetes que obligan a sus monturas con el látigo, lo único que conseguían era el miedo, ya que la asociación que existe en esta acción es la de dolor con el objeto que les atemoriza. Sin duda las ideas de Jenofonte fueron muy evolucionadas, sin embargo una de las grandes fallas que tuvo fue que no utilizaba silla, montaba a pelo, lo cual era y es una desventaja, por este motivo era un gran aficionado a los muslos musculosos, él decía que el contacto directo con la capa del bruto aumentaba la adhesión, sin embargo esto no era suficiente en combate, fue hasta la adopción de la silla construída con perilla y arzón altos utilizada por unos mercenarios nubios del valle del Nilo, la cual facilitó el combate, la evolución del caballo se vio afectada abruptamente con la introducción del estribo, el cual fue utilizado en primera instancia por los hunos de Mongolia en el siglo IV d. JC. El uso que se le dió al caballo en los siguientes años no es preciso.

 

La edad media y el renacimiento:

Fue a partir del medioevo, en el que oficiales de todas las caballerias europeas comienzan a practicar algunos ejercicios para mejorar su manejo del caballo. El objetivo principal de la doma era la de que el caballo fuese funcional en el campo de batalla ya que un desencuentro entre jinete y caballo podía significar la muerte.

Desde dicho momento, y a lo largo de los siglos, etsas prácticas evolucionaron y se crearon lo que conocemos en la actualidad como "altas escuelas": las primeras se crearon en las cortes renacentistas con tres estilos diferentes: la Alta Escuela Española de Viena (fundada en 1572), la Portuguesa de Marialva (fundada por Felipe IV en el siglo XVII) y la Francesa de Versalles (fundada por Luis XIV en el siglo XVII) y después, la Cadre Noir de Saumur.  En las escuelas española y portuguesa, primaba el control y el alto grado de compostura, mientras que la francesa se caracterizaba por un estilo más ligero y el paso alto. Todas estas escuelas se crearon para que los oficiales de caballería aprendiesen o perfeccionasen la monta.

En ellas, la tradición clásica de la doma está considerada como forma de arte. Las tradiciones de los grandes maestros que originaron lo que hoy conocemos por doma clásica siguen mantenidas vivas actualmente en las escuelas anteriormente citadas, que aún siguen en activo, o en nuevas escuelas, como la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, en Jerez, fundada por Álvaro Domecq Romero, considerándole por ello una de los mayores impulsores de la doma clásica en España.

Podriamos afirmar que desde el Renacimiento, la naturaleza de montar y domar a un caballo cambiaría por completo, acercándose más a lo que en la actualidad conocemos como doma y arte ecuestre.

 


 

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